Rosa E. Arroyo
A. es doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, donde también
obtuvo el grado de Maestra en Comunicación Digital y Licenciada en Relaciones
Internacionales. Formó parte del Departamento de Extensión Universitaria de la
Universidad de las Américas Ciudad de México hasta el año 2010. En el 2000
publicó el libro Transición 2000 editado por la Universidad Iberoaméricana.
Diplomada en Periodismo Económico por el Instituto Tecnológico Autónomo De
México (ITAM) 1993. Autora de diversos artículos publicados fundamentalmente en
medios de comunicación a nivel nacional. Sus líneas de investigación se enfocan
al manejo de información en internet, estudios de desinformación y posverdad;
comunicación pública y/o política y periodismo digitales.
https://unam.academia.edu/RosaArroyo
La autora aborda el tema de las elecciones y el
uso de plataformas digitales y redes sociales como parte de las estrategias de
campaña de los candidatos. Destaca el aumento en el uso de estas herramientas
en las elecciones federales de 2018, donde se observaron diversos fenómenos,
como grupos en Facebook promoviendo boicots contra empresas involucradas en
noticias falsas, bots y trolls en Twitter defendiendo a candidatos. Plantea un
cuestionamiento sobre el papel de las redes sociodigitales en las contiendas
electorales, destacando el creciente gasto de dinero en estas plataformas por
parte de los candidatos. Se menciona el convenio entre el Instituto Nacional
Electoral (INE) de México y Facebook en 2018, pero se señala que, a pesar de
los esfuerzos, aún hubo casos de desinformación en las elecciones. El artículo
concluye destacando la importancia de las elecciones estatales, ya que pueden
prefigurar escenarios para las elecciones de 2024, y advierte sobre los riesgos
de la posverdad, que va más allá de la polarización de opiniones.
La tesis de la autora es de imparcialidad, no
emite un juicio definitivo sobre si considera positivo o negativo el papel de
las redes sociodigitales en las elecciones, y solo cuestiona el concepto de
posverdad y señala los riesgos involucrados.
Elementos lingüísticos
“Las elecciones federales del 2018 reportaron
un aumento en el uso de plataformas digitales y redes sociales como parte
importante de las estrategias de campaña en los candidatos: grupos en
Facebook llamando a boicots en contra de empresas y empresarios que se vieron
involucrados en casos de noticias falsas; bots y trolls en Twitter defendiendo
a sus respectivos candidatos y hasta la fabricación de mala información en
torno a un supuesto caso de lavado de dinero en contra de uno de los candidatos
apoyada con vídeos difundidos a través de YouTube y que, en el extremo,
involucró a la entonces Procuraduría General de la República (PGR) a exonerar
al acusado 6 meses después de la contienda”
La autora
utiliza expresiones descriptivas como "llamando a boicots",
"defendiendo a sus respectivos candidatos" y "fabricación
de malainformación" para dar detalles sobre las acciones que se
llevaron a cabo en las plataformas digitales. Las usa para tratar de magnificar
hasta qué puntos llegó el aumento de estas plataformas.
“Al final de
cuentas las noticias falsas han existido desde la Roma y la Grecia antigua.
Hoy en cambio atestiguamos el boom de las fake news, los bots coma los trolls
coma los suckpuppets y hasta las Deep-fakes como las principales herramientas
para la propagación del contexto de posverdad o como lo defino yo: para la
alimentación de ese mecanismo que merma a las sociedades confundiéndolas
agitándolas y polarizándolas”
La autora
menciona que “las noticias falsas han existido desde la Roma y Grecia
antigua” estableciendo una comparación histórica donde busca destacar que
la desinformación no es exclusiva de los ambientes digitales contemporáneos con
los que contamos.
“Con todo y el
convenio, y a pesar de los esfuerzos del ine, los casos de desinformación se
presentaron en la contienda y coma por momentos coma las interacciones socio
tecnológicas de los usuarios rebasaron el poco orden que los medios de
comunicación formales podían establecer con información verificada”
Utiliza expresiones como "a pesar de los esfuerzos del INE" y
"rebasaron el poco orden" para resaltar la discrepancia entre los
resultados esperados y la realidad de los casos de desinformación en la
contienda electoral.
La estrategia
discursiva no busca dignificar o desprestigiar ninguna figura política en
particular, únicamente cumple con la función de señalar los riesgos sociales,
comunicativos y electorales partiendo desde la imparcialidad.
Para concluir, consideramos que las noticias falsas en redes son un fénomeno que esta lejos de terminar. Los elementos linguisticos utilizados por la autora cumplen su función de advertir sobre estas
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